Con más de 4 millones de vacas nodrizas, el país galo posee una de las mayores cabañas de cría de Europa. Por regla general, el ganadero francés cuenta con un rebaño destinado a la cría y una unidad de cebo para novillas, vacas y novillos seleccionados. Esto permite que todo el ciclo se complete en un solo lugar, lo cual limita la huella de carbono.
“A pesar de los numerosos logros de las granjas francesas, la acidosis ruminal sigue siendo un problema frecuente en el bovino de carne”, aseguró Thomas Pacalier, miembro de la edición de 2015 del Programa de Desarrollo Profesional (Alltech Career Development Program). “El bovino alimentado a base de ensilado de maíz consume gran cantidad de almidón, que puede propiciar la aparición de acidosis. Por suerte, se pueden adoptar varias medidas sencillas que contribuyen a reducir el riesgo de que los animales presenten esta alteración.”
- Compruebe el color de los cuernos. Si son blancos, el rumen está funcionando bien, pero si se enrojecen, tómelo como una señal de alerta.
- Observe la conducta del animal, pues los que sufren acidosis pueden mostrar más agresividad (pelea con otras vacas).
- Examine los excrementos: conviene evitar las heces blandas que muestren abundante grano o fibra sin digerir.
- Observe cómo camina y permanece en pie el animal. La cojera puede indicar que el rumen no funciona como debería.
- Compruebe que el ganado se acuesta y rumia después de comer. Si menos de la mitad del rebaño se comporta así en las horas siguientes a la comida, podría haber algún problema de digestión.
Conviene recordar que pequeños cambios en la alimentación o en el manejo pueden alterar la salud ruminal de forma involuntaria. Por consiguiente, es importante adaptar la alimentación en función de la información recabada observando al animal.