Los hongos y las micotoxinas son perjudiciales tanto para los cultivos, como para los alimentos destinados al ganado. Los hongos productores de toxinas pueden invadir las plantes antes de la cosecha, cuando se manipula y almacena después de la recolección o durante el procesamiento de los productos para consumo humano o animal. La prevención a través de un manejo riguroso es esencial, pues una vez que aparecen las micotoxinas, las opciones para contrarrestar totalmente los problemas que acarrean son escasas.
La Facultad de Ciencias Agrícolas y Biológicas de la Universidad Estatal de Carolina del norte ha elaborado una lista de recomendaciones para reducir la presencia de las micotoxinas en el maíz.
Estas incluyen:
- Adelantar la siembra
- Riesgo y reducción del estrés hídrico
- Minimización del daño causado por los insectos
- Recolacción temprana
- Procurar no dañar el grano durante la recolección
- Correcto secado y almacenamiento el maíz
- Limpieza de las instalaciones del almacenamiento, con humedad máxima del 13%
- Eliminación de las granzas del maíz (No destinar a la alimentación del ganado)
Otras prácticas recomendables son:
Entender la contaminación: Las plantas se infectan por los hongos y sus micotoxinas cuando las esporas de ciertos hongos patógenos son liberadas y esparcidas por el viento sobre el cultivo o el suelo. Las esporas sobreviven al invierno en el suelo y provocan infecciones en las temporadas siguientes.
Prevención: La primera etapa en la prevención debe implementarse antes de que aparezca cualquier infección fúngica; la segunda comienza cuando el hongo invade las plantas e inicia la producción de micotoxinas; la tercera se aplica cuando se detecta una contaminación importante en los productos agrícolas. Los esfuerzos deben concentrarse en las dos primeras, pues una vez que aparecen las micotoxinas, resulta difícil eliminarlas de manera práctica.
Variedades híbridas: Si el campo ha estado afectado por hongos patógenos o micotoxinas en temporadas anteriores, la Universidad de Nebraska – Lincoln aconseja que se escojan variedades híbridas resistentes para reducir el riesgo o la gravedad de la infección. Algunas enfermedades pueden propagarse a través de las semillas, de ahí la importancia de optar por ese tipo de semillas híbridas en los años siguientes.
Rotación de cultivos y labranza: A causa del ciclo vital de los hongos y de las esporas, que son capaces de sobrevivir al invierno en el suelo y en los rastrojos, es recomendable aumentar la labranza y la rotación de los cultivos para controlar la acumulación de los restos de cultivo y el riesgo de contaminación por micotoxinas. La recogida, quema o enterramiento de los rastrojos contribuye a reducir la presencia de Fusarium que puede afectar al próximo cultivo.
Fecha de siembra: El momento en que se planta el maíz influye también en la contaminación. A fin de reducir el riesgo de infección es conveniente que la floración no coincida con la liberación de las esporas. No obstante, los cambios de tiempo pueden neutralizar esta posible ventaja.
Según Jouny, un fungicida solo logra controlar los hongos del género Fusarium si los elimina totalmente, pues de lo contrario induce la producción de micotoxinas in vitro.
Eso significa que en el 40 al 60% de las colonias que el fungicida no elimina, el estrés generado por el tratamiento estimula las defensas y puede acabar provocando un aumento de la sítesis de micotoxinas, incluso con un número menor de colonias
En 2017, la Universidad de Michigan emitió una recomendación en el que advertía de que la aplicación de fungicidas a base de estrobilurinas, ampliamente utilizados para el control de la roya y la niebla del maíz, agrava los problemas causados por las vomitoxinas.
¿Verdadero o falso? Las buenas prácticas del manejo en el campo hacen innecesarios los planes de prevención de contaminación por micotoxinas en el silo y en la fábrica de piensos.
Falso. Ayudan a convertir un problema incontrolable en controlable, pero ninguna estrategia es 100% eficaz y la contaminación puede aparecer en multitud de lugares, incluso durante el transporte y el almacenamiento. Por consiguiente, el riesgo de contaminación por micotoxinas debe ser evaluado y controlado a lo lartgo de toda la cadena de alimentación animal.
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Una planta bien nutrida posee defensas más eficaces. Un programa proactivo de fertilización, combinado con la adopción de las mejores prácticas, puede contribuir a reducir la necesidad de aplicar plaguicidas químicos más tarde en la temporada.
